En otra jornada más de ataques en territorio ocupado, los aviones de combate israelíes asesinaron a 17 civiles palestinos en múltiples bombardeos durante la noche del lunes, en Gaza. Entre las víctimas figuran diez miembros de una misma familia, incluidos tres menores, cuyo hogar en el barrio At-Tuffah fue destruido por un misil. Los cadáveres, algunos mutilados, llegaron al colapsado Hospital Arab Ahli mientras rescatistas buscaban más cuerpos bajo los escombros.

La reciente ofensiva, se extendió al campo de refugiados de Al-Bureij, donde cinco personas murieron al ser alcanzadas por otro bombardeo, y al sur de Khan Yunis, donde un niño y una mujer perecieron en un ataque contra carpas de desplazados. Estas masacres selectivas contra civiles desarmados, forman parte de la estrategia de limpieza étnica que el gobierno de ocupación ejecuta desde octubre de 2023.

Asimismo, el gobierno israelí rompió unilateralmente el último alto al fuego el 18 de marzo, donde retomó una nueva fase de ataques que ya suman 1.001 asesinatos. La comunidad internacional, paralizada por los vetos de EE. UU., permite que el ejército de Tel Aviv continúe con los sistemáticos bloqueos de la ayuda humanitaria, mientras 10.000 gazatíes yacen desaparecidos bajo edificios destruidos.

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Con el 90% de la población desplazada y hacinada en Rafah, la ONU confirma que Gaza vive su peor catástrofe desde 1948. El cerco israelí a medicamentos y alimentos, sumado a los bombardeos contra infraestructura civil, configura un crimen de lesa humanidad con 50.357 víctimas mortales documentadas, en su mayoría mujeres y niños.

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